Su finalidad es minimizar los riesgos que afectan a los animales acuáticos es respuesta a quienes cuestionaban las operaciones por que dañaban el ecosistema.
El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Argentina acaba de aprobar el protocolo para el control de la fauna marina durante la exploración sísmica. Se trata de la primera norma que regula cómo se deben llevar a cabo los procedimientos de los observadores de fauna marina y operadores del Monitoreo Acústico Pasivo (MAP) a bordo de las embarcaciones que realizan actividades de prospección sísmica ‘offshore’.
Según explica el Gobierno Argentino, el protocolo tiene como objetivo establecer medidas ambientales con el fin de evitar y reducir el impacto de las prospecciones sísmicas sobre la fauna marina y estandarizar la información sobre los comportamientos de ejemplares o grupos de animales que pudieran ser detectados. Además, supone una apuesta regional para unificar criterios de protección ambiental, pues es producto del análisis basado en los estándares de la Guía de Monitoreo de Fauna Marina en Prospecciones Sísmicas Marítimas, elaborada por el Instituto Brasilero de Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (IBAMA) en el año 2018.
El ruido submarino y su potencial impacto, producto de las actividades de exploración sísmica, están contemplados, directa e indirectamente, en la normativa jurídica internacional y en los convenios de gestión y conservación, recuerda el Gobierno Argentino. Y añade que, hasta ahora, Argentina no contaba con ninguna medida que regulase los procedimientos que llevan a cabo los observadores y operadores del MAP de fauna marina. Además, el protocolo podrá ser utilizado y referenciado por las provincias costeras que actualmente trabajen con proyectos de prospección sísmica.
Para su elaboración, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible contó con la colaboración de los equipos técnicos de la Dirección Nacional de Gestión Ambiental del Agua y los Ecosistemas Acuáticos, perteneciente a la Secretaría de Política Ambiental y Recursos Naturales, y la Dirección Nacional de Evaluación Ambiental, perteneciente a la Secretaría de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación. Asimismo, se contó con aportaciones técnicas de la Dirección Nacional de Áreas Marinas Protegidas de la Administración de Parques Nacionales.
También participaron los investigadores con dominio en el campo de la fauna marina del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC); Facultad de Ciencias Exactas y Naturales; Universidad Nacional de Mar del Plata; CONICET; Grupo de Ecología de Paisajes y Medio Ambiente (GEPAMA); y la Universidad de Buenos Aires.