Comisión intergubernamental evalúa uso de motores eléctricos o a GNL en red fluvial Paraguay-Paraná

La comisión intergubernamental que fiscaliza la descarbonización de la red de transporte fluvial Paraguay-Paraná evalúa el uso de motores eléctricos o a GNL y biocombustibles para reducir las emisiones de la flota local.

Esta idea está contenida en un documento que describe las propuestas para el proyecto, que una fuente brasileña compartió con BNamericas.

El plan —desarrollado por ArgentinaBoliviaBrasilParaguay y Uruguay— contempla la modernización de las flotas y la construcción de embarcaciones equipadas con tecnologías de transición, como motores a GNL y, en una segunda etapa, a biogás o biometano y sistemas eléctricos, con el fin de lograr cero emisiones.

Este último tipo de tecnología incluiría el almacenamiento de energía a través de baterías eléctricas o tanques de hidrógeno, en cuyo caso la reconversión eléctrica se llevaría a cabo vía celdas de combustible.

La hidrovía comprende los ríos Paraguay y Paraná desde el puerto de Cáceres en Brasil hasta el puerto de Nueva Palmira en Uruguay, incluidos los ramales de la desembocadura del río Paraná y el canal Tamengo, ramal paraguayo compartido con Brasil y Bolivia.

Con influencia indirecta en un área de 3 millones de kilómetros cuadrados y 60 millones de habitantes, la vía fluvial se utiliza para exportar principalmente productos agroindustriales y alimentos como soja y sus derivados, granos, hierro y carga líquida

La carga anual trasladada a través de la vía fluvial saltó de 700.000 a más de 20 millones de toneladas en las últimas tres décadas, mientras que la flota de embarcaciones aumentó de 200 a más de 2.500 unidades, lo que resultó en un creciente consumo de combustible búnker.

Actualmente no existe una regulación o incentivo efectivo para que la flota reduzca sus emisiones, que se proyecta generará alrededor de 1 millón de toneladas de gases nocivos en la próxima década, lo que incidirá en el medioambiente y la salud de 25 millones de habitantes de los cinco países.

Además de los beneficios sociales, sanitarios y ambientales, la descarbonización del transporte fluvial es considerada una oportunidad para que el desarrollo socioeconómico de la región se conecte a inversiones en infraestructura sostenible, al tiempo que se supera la crisis del Covid-19.

El crecimiento económico podría impulsarse con la construcción de embarcaciones, puertos, redes de distribución de energía, ferrocarriles y carreteras, estimulando la inversión privada en actividades productivas, integrando el comercio internacional y creando puestos de trabajo. Por ejemplo, la reactivación de los 15 astilleros instalados a lo largo de la vía fluvial podría generar unos 100.000 puestos de trabajo en la próxima década, según el documento.

El programa de descarbonización dependería del apoyo público y privado, incluidos fondos no reembolsables y financiamiento a través del Fondo Verde para el Clima, el programa Nama Facility y fuentes similares para la construcción de prototipos de embarcaciones y la producción de biogás, hidrógeno y combustibles.

El proyecto prevé la asistencia técnica de la Universidad de Buenos Aires y la participación de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), la Asociación Internacional de Energías Renovables (Irena), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Instituto de Investigación en Energía de Cataluña (Irec).

Si la comisión intergubernamental aprueba el proyecto, este se presentará al BID para su análisis,

Fuente: Portal Portuario

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