Con amigos así, se complica pensar un futuro

Mas allá de los motivos reivindicativos y el derecho constitucional al reclamo, el paro de remolcadores y la medida de fuerza de los transportistas autoconvocados de fines del 2020 y principios del 2021, no han hecho mas que potenciar los puertos uruguayo, en especial el puerto de Montevideo.

Un informe publicado por el Diario El País de Uruguay, da cuenta de como «Montevideo dio prueba, una vez más, de que es un puerto que puede cumplir la importante tarea de complementar y dar apoyo a los principales puertos de la zona sur de la costa este de América, en particular al puerto de Buenos Aires».

Los puertos uruguayo no son nuestros amigos ni nuestros hermanos. No son complementarios, son competidores directos que intentarán sacar ventaja de cada uno de nuestros acontecimientos negativos.

La misma publicación reconoce que miles de contenedores que tenían como puerto de destino a Buenos Aires debieron ser descargados de buques que no llegaron a completar su travesía hasta ese puerto y debieron emprender el viaje de retorno en Montevideo, a causa de una huelga de Remolcadores que afectó durante unos 10 días a todos los puertos argentinos.

«Desde aproximadamente el 26 de diciembre y hasta el 7 de enero un reducido grupo de trabajadores de los remolcadores argentinos declararon cese de actividades, poniendo en jaque a la actividad normal de todos los puertos y al comercio exterior del país, pues los barcos al no poder entrar o salir de los puertos, luego de aguardar en las cercanías de La Plata por días, muchos optaron por continuar su travesía sin llegar a Buenos Aires«, dice El País, por un lado, minimizando la medida de fuerza del SOMU y calificando al personal embarcado en los remolcadores de todo el país como «un reducido grupo de trabajadores». Pero esencialmente dejando entrever que los puertos argentinos, en particular el puerto de Buenos Aires, son puertos conflictivos o como se los calificaba en la década del noventa, son «Puertos Sucios» y que para ello existe el Puerto de Montevideo.

El Comercio Exterior es algo muy serio y extremadamente importante para la Argentina y están, obviamente, sujetos a la competencia de los puerto de la región que no desechan ningún evento extraordinario (como es un reclamo sindical) para convertirlo en una ventaja comparativa.

«Esto reafirma el concepto de que el puerto de Montevideo es un apropiado complemento para los puertos que compitan con él por su mayor profundidad, reducido recorrido de canales, menos costos», finaliza la nota que firma el periodista uruguayo Emilio Cazalá.

En materia de Comercio Exterior, los puertos uruguayo no son nuestros amigos ni nuestros hermanos. No son complementarios, son competidores directos que intentarán sacar ventaja de cada uno de nuestros acontecimientos negativos.

Las exportaciones argentinas, en su gran mayoría. responden a la agroindustria, y los exportadores son «casi todos» multinacionales que buscan mayor rentabilidad a través del valor de sus productos, pero también en el achicamiento de sus costos.

Hoy nuestros puertos compiten con Paraguay, Uruguay y Brasil en forma directa (en especial los de la rivera de la Hidrovía, pero también los oceánicos. Los puertos de nuestros vecinos captan volúmenes muy importante de las exportaciones argentinas.

Argentina, esta obligada a trabajar en función de lograr que nuestra producción salga por nuestros puertos y para ello hace falta política bien entendida.

Esto no está ocurriendo. Medidas aisladas no ayudan, si no hay un plan estratégico que apuntale cada una de ellas.

Para ello, es necesario (casi imprescindible) un «acuerdo exportador» con los sectores productivos, los gremios, los prestadores de servicios, las autoridades portuarias, los estados provinciales y el estado nacional, poniendo como único y principal objetivo fortalecer el Comercio Exterior Argentino para los argentinos.

Vicentin Paraguay
La segunda agroexpotadora de Paraguay

La ausencia de las «agroexportadoras» en este acuerdo «exportador» no es un olvido. Ellas responden a otros intereses que en muchos casos se enfrentan a los intereses nacionales. El caso Vicentín puso sobre la mesa un debate que se trata de ocultar, pero que se debe retomar cada ves que se pueda.

La intervención de Vicentín fue vista por muchos como una posibilidad de que el estado interviniera activamente en el comercio internacional. La marcha atrás del Presidente Fernández no solo dio muestras de su escaza convicción sino que también desnudo algún grado de debilidad frente a poderes multinacionales agroexportadores.

Por: Ricardo Alonso

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