El langostino argentino, una muestra del fracaso en las políticas laborales

La situación del langostino que se pesca en mares argentinos es el símbolo de lo que padecen hoy las compañías, en especial las pymes, y también de la gente que no encuentra trabajo, algo que está a veces tan cerca, pero a la vez tan lejos de concretarse.

El langostino local, muy apreciado en el mundo, todavía se exporta mayormente como un commodity, es decir, sin valor agregado. Hay entonces otros países, como Perú y Ecuador, entre otros, que lo importan desde la Argentina, lo procesan con mano de obra intensiva (sacándole la cáscara y la vena, que es el intestino, para luego embolsarlo) y lo exportan a un mayor valor.

«Cada contenedor que se llena con este tipo de langostino procesado le puede dar trabajo a 30 personas durante 30 días», comenta Poletti, en diálogo con este medio. La hora de trabajo en Mar del Plata para este tipo de tareas, con langostinos que vienen de la Patagonia, se paga $270 y la jornada de 8 horas, $2160 por día, unos $43.000 por mes.

Pero hay más. El langostino argentino exportado por otros países, que tiene como destino final Estados Unidos, Europa y Canadá, mayormente, compite contra….el langostino argentino que exportan quienes realizan en Mar del Plata este proceso de valor agregado. Y, en general, pierde el local por los costos laborales y de logística. Increíble pero real.

Están, por supuesto, los costos asociados a la enorme cantidad de impuestos que ahogan a la producción. Entre ellos, los derechos de exportación, que establecen una ventaja ínfima para quien exporta el langostino con valor agregado, es decir, habiendo empleado más mano de obra.

También están los costos económicos asociados al empleo de personal debidamente registrado, que ve enflaquecido su bolsillo por la cantidad de impuestos al trabajo que se le descuentan del sueldo. Y, no es un dato menor, el costo anímico que sufre el empleador, al temer que contratar a las personas sea una bomba de tiempo, que puede llevar a juicios laborales eternos y carísimos.

Éste es un país en el cual los empresarios pueden producir más, pueden emplear a más personas, pero eligen no hacerlo. Una cosa es arriesgar el capital pensando en un negocio que puede andar, y otra es hacerlo por poco y nada de ingresos y con el riesgo de un juicio laboral.

Vale recordar que la ciudad de Mar del Plata tiene el desempleo más alto de la Argentina. Con un 26% de desocupados, duplica la media del país, que es del 13,1%. La ciudad costera tiene más de 65.000 personas que buscan trabajo, pero que no lo encuentran.

Por: Paula Urien para el diario La Nación

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