OMI enfrenta esta semana reunión crucial para la descarbonización del transporte marítimo

En medio del clamor mundial por la acción medioambiental, el plan de la Organización Marítima Internacional calificaría la «intensidad de carbono» de los buques, pero no establecería objetivos específicos de reducción de emisiones durante al menos dos años, informa Wall Street Journal.

El director de la Organización Marítima Internacional (OMI) espera que un grupo clave adopte un plan de reducción de las emisiones de carbono en una reunión que se celebrará esta semana, en un momento en que el regulador marítimo mundial se enfrenta a la creciente presión de los gobiernos y de sus propias filas sobre los objetivos medioambientales.

El plan incluye mediciones de la eficiencia energética y de lo que la OMI, organismo dependiente de las Naciones Unidas, denomina intensidad de carbono (medida de las emisiones de C02 de un buque vinculada al volumen de carga transportada en un viaje). Las disposiciones no incluyen objetivos específicos de reducción de las emisiones de carbono, posponiendo hasta 2023 cualquier consideración de planes más específicos para reducir las emisiones en 2050 a la mitad, respecto a los niveles de 2008.

Sin embargo, el plan de la OMI incluye la obligación de medir la cantidad de contaminación que emite un buque y calificar su desempeño. La idea sería empujar a los armadores a mejorar la intensidad de carbono de sus flotas en al menos un 40% para 2030.

«Adoptaremos una serie de medidas verificadas que nos llevarán al objetivo de 2030», dijo el Secretario General de la OMI, Kitack Lim, en una entrevista telefónica. «Me entusiasma ver esto. A pesar de los argumentos, especialmente de los países en desarrollo, todos los Estados miembros han acordado cumplir el objetivo».

Países en desarrollo en problemas

El Comité de Protección del Medio Marino (MEPC 76) de la OMI se reunirá  del 10 al 17 de junio para establecer el siguiente paso en un esfuerzo de un año de duración sobre la reducción de la contaminación en el sector del transporte marítimo, que contribuye con alrededor del 2,5% de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), según la OMI.

La reunión se produce en un momento en que los operadores de buques de navegación marítima se enfrentan a una presión creciente para que adopten medidas medioambientales más estrictas. La Unión Europea está presionando para que se establezcan objetivos ambiciosos de reducción de emisiones, y los responsables políticos están estudiando la posibilidad de incluir el transporte marítimo en el mercado de comercio de carbono del bloque.

Maersk propone un gravamen sobre el carbono de al menos US$150/tonelada CO2 emitida como estímulo para que los operadores de buques adopten combustibles neutros en carbono.

Varios países miembros de la OMI, como Brasil, Argentina, Chile y una serie de países africanos, quieren objetivos más ligeros. Argumentan que la investigación sobre combustibles más limpios sigue sin ser concluyente y que cualquier cambio rápido en las operaciones de la industria sería costoso y perjudicaría sus economías al encarecer las exportaciones de alimentos y commodities.

Los buques han quemado petróleo pesado, el combustible de propulsión más sucio del mundo, desde principios del siglo XX, y los operadores han navegado sorteando normas poco claras sobre quién hace cumplir la protección del clima en aguas internacionales, que no son competencia de los gobiernos nacionales.

Estados Unidos y la Unión Europea han presionado para que se establezcan objetivos más ambiciosos que los previstos en el plan. Los responsables de la OMI afirman que la estrategia se revisará después de que los cambios entren en vigor en enero de 2023, utilizando los datos que ya se están recopilando.

Representantes de varios Estados miembros de la OMI afirman que existen fuertes diferencias sobre el plan y sus objetivos: «Todo el plan de la OMI es complicado, y es dudoso que se puedan alcanzar los objetivos», dijo un delegado sudamericano de la OMI, quien agrega que «Todos queremos un aire limpio, pero el hemisferio sur vive de sus exportaciones y todo se traduce en mayores costos. Eso no puede ser correcto».

Un representante de la OMI de un país del norte de Europa dijo que la intensidad del carbono es una medida enrevesada porque a medida que más buques se incorporen a la flota mundial, las emisiones de CO2 también aumentarán. Este país prefiere una reducción del 50% de la intensidad de carbono, dijo. «Presionaremos para conseguir objetivos más altos y claros en 2023», dijo el representante, reconociendo que «conciliar un objetivo más ambicioso con flotas más grandes será difícil».

Clarkson Research Services Ltd. estima que a la industria marítima el cambio de energía le podría costar más de US$3 billones.

La preocupación por los costos es legítima, ratifica Lim, pero existe un amplio consenso entre los operadores de buques, los traders de commodities y las empresas energéticas sobre la necesidad de avanza: «Si se compara hace unos años con la actualidad, el debate sobre el cambio climático es totalmente diferente», dijo. «Ahora nadie dice ‘no’ y todo el mundo apoya el esfuerzo».

Medidas de la OMI

Las medidas propuestas por la OMI incluyen el llamado índice de eficiencia energética de los buques, que medirá la eficiencia del combustible de un buque en comparación con una línea de base.

Otra medida del plan consistiría en calificar a los buques en función de su intensidad de carbono y sus progresos en la mejora, con sanciones no especificadas para aquellos buques que no muestren ningún progreso. A partir de 2024, las puntuaciones se revisarán anualmente y se examinarán 30.000 buques de al menos 5.000 GT que, en conjunto, representan alrededor del 85% de las emisiones de CO2 del transporte marítimo internacional.

La nueva normativa sería aplicada por los Estados de abanderamiento y revisada por las sociedades de clasificación de buques. Se espera que la introducción de alternativas a los combustibles fósiles reduzca las emisiones de carbono de las flotas, pero en la reunión de esta semana los miembros de la OMI también estudiarán otras formas de reducir los niveles de C02 durante la próxima década. Entre esas ideas están la optimización de la velocidad de los buques, las hélices avanzadas y las pinturas especiales para el casco que permiten que un buque se deslice por el agua con menos fricción.

Por MundoMarítimo

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