Las perspectivas laborales que en el corto plazo se estiman en el Astillero producto del aumento del ritmo productivo, requieren la puesta en práctica de los protocolos vigentes en el marco de la emergencia sanitaria.
Para asegurar el desarrollo de la actividad productiva en forma segura, el ARS implementa durante los meses de noviembre y diciembre un ciclo de jornadas de capacitación para supervisores, jefes y coordinadores. Se trata de un total de 300 trabajadores. La propuesta de capacitación fue elaborada por el Comité de Salud y Seguridad Ocupacional, espacio mixto que retomó su funcionamiento en 2020 a partir de la convocatoria de la Gerencia General y que está conformado por representantes de las Gerencias de Recursos Humanos y Producción y por las áreas de Seguridad e Higiene, Medicina Laboral e Informática y con una activa participación de la representación gremial.
En este contexto se llevó adelante la primera de las jornadas con supervisores teniendo como objetivos, fortalecer su rol en la ejecución de trabajos y cumplimiento de los protocolos COVID, trazar un diagnóstico participativo recogiendo inquietudes y propuestas de cara a la nueva etapa de la pandemia.
Además, se implementa una práctica innovadora en cuanto a participación del personal: quienes asistan a la capacitación deberán responder una encuesta a través del sistema informático de gestión de Recursos Humanos. El procesamiento de los resultados de esta encuesta al personal con responsabilidad de conducción de los distintos sectores de trabajo permitirá construir información fundamental para la elaboración de planes de capacitación y mejora de la gestión 2021.
De esta forma, el Astillero Río Santiago vuelva al trabajo poniendo el eje en el cuidado de la salud del personal, con el objetivo de aumentar la producción en todas sus áreas de trabajo, fortaleciendo el rol de los supervisores, quienes serán los encargados de hacer cumplir las normas, garantizando así la salud y productividad.
Cabe recordar que el Astillero Río Santiago desde el mes de marzo – cuando se decretó el aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO) según lo establecido por el Gobierno Nacional y de la Provincia de Buenos Aires -, puso toda su capacidad productiva al servicio del Estado para mejorar su infraestructura y poder dar respuesta a la emergencia sanitaria.