Capitanich muy duro con el «centralismo porteño» de la AGP.

El gobernador se mostró en desacuerdo con la gestión de la Administración General de Puertos, que tomó el control de la vía navegable, a la que consideró “un conglomerado porteño en la toma de decisiones”. “Muchas veces hablamos desde posiciones de escaso conocimiento técnico o de bravuconadas ideológicas”.

“Cada vez que pedimos a Puertos y Vías Navegables señalización, dragado y balizamiento para el riacho Barranqueras, nunca lo tuvimos”. Con esa frase, en el Diario Norte, el gobernador Jorge Capitanich graficó ayer las dificultades que tuvo la provincia a lo largo de muchos años para lograr que un área estatal atendiera esas tareas indispensables para la navegación en este tramo norte de la hidrovía Paraná-Paraguay.

 “Son muy lindas las palabras, me gusta el concepto de soberanía y de autonomía. Me gusta mucho el rol del Estado en la regulación de la hidrovía; pero después no vamos a tener ni señalización, ni dragado, ni mantenimiento ni adquisición de bienes de capital y vamos a dejar esta autopista fluvial sin condiciones competitivas, con un serio problema desde la generación de divisas para el país”, alertó. 

De esa forma, el mandatario chaqueño expuso su posición en vistas de la decisión del gobierno nacional de traspasar al ámbito de la Administración General de Puertos (AGP) el control y la operación de la hidrovía, tras finalizar el plazo de concesión a empresas privadas. 

“Estamos cansados del centralismo porteño”, enfatizó en declaraciones a Radio Facundo Quiroga, sosteniendo que el traspaso a la órbita estatal de la AGP “es una medida transitoria, que no es la solución”

Mas adelante en la entrevista manifestó: “Entendemos que la AGP es un conglomerado porteño en la toma de decisiones, y que el centralismo porteño genera asfixia en las economías regionales”.

Para el gobernador, el fortalecimiento de los puertos fluviales en el Norte del país resulta clave, y por eso destacó lo hecho por Chaco para mejorar la infraestructura de Barranqueras y construir el nuevo puerto de Las Palmas.

“Los puertos fluviales no son considerados de una manera razonable por parte de las empresas que generan bienes exportables desde nuestras economías regionales”, indicó y recordó que, por esa razón, promueve la obligatoriedad de los puertos de embarque. 

En su análisis sobre el futuro de la hidrovía, Capitanich expuso: “Hay una condición previa, que es la renegociación del tratado internacional entre los países signatarios que son Argentina, Paraguay, Bolivia y Uruguay”. Así, marcó la necesidad de corregir asimetrías que perjudican a algunos países en ciertas materias como la industria naval.

 “No vamos a resignar el legítimo derecho que tenemos como provincia para ejercer nuestra autonomía”.

Sostuvo, además, en la necesidad de esa revisión, ajustes necesarios para un mayor control del contrabando que utiliza a la hidrovía para movilizar cargas ilícitas. “Es un tema clave y no se ha avanzado”, señaló. 

“Necesitamos que los contratos de concesión de largo plazo se realicen conforme a un plan de inversiones que se acuerde con los países y con las provincias, porque si no el único que se beneficia es el hinterland rosarino o portuario de Buenos Aires en detrimento de nuestras provincias. Nosotros no estamos dispuestos a resignar la cuestión y lo vamos a hacer valer en el Consejo Federal de la Hidrovía”, avisó, y dijo que es necesario no adoptar las decisiones en forma unilateral. 

Muchas veces hablamos desde posiciones de escaso conocimiento técnico o de bravuconadas ideológicas. 

Dando su visión en medio del debate entre quienes proponen estatizar la operación y quienes defienden la concesión en manos privadas, Capitanich sostuvo que “es necesario fortalecer los puertos fluviales y no hacerle el juego al centralismo”. Así, marcó sus diferencias con respecto a la estatización, citando lo que le ocurrió al Chaco en las negociaciones directas con el Estado: “Cada vez que pedimos a Puertos y Vías Navegables señalización, dragado y balizamiento del riacho Barranqueras, nunca lo tuvimos”. 

Dejando claro que está a favor de la regulación estatal, de la fiscalización y auditoria transparente, destacó que “en el mundo hay pocas empresas que tienen competitividad” en tareas tan específicas y complejas como el dragado y el mantenimiento de una vía navegable. Y se preguntó “si el Estado tiene 2000 millones de dólares para invertir y está dispuesto a tener un sistema de gerenciamiento calificado en el tema”. “Sindicatos que tienen injerencia en la materia, me advierten respecto a la imposibilidad fáctica de hacerlo”, advirtió.

“Muchas veces hablamos desde posiciones de escaso conocimiento técnico o de bravuconadas ideológicas”. 

Fuente: Diario Norte

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