Los puertos no son inmunes a los efectos del cambio climático

Un estudio en el que participa la Universidad de Cantabria alerta de que multitud de puertos se perderán

Sin mitigación y adaptación, multitud de puertos distribuidos por todo el mundo perderán su operatividad por efectos del cambio climático de aquí a final de siglo, según un estudio realizado por investigadores del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria en colaboración con el Centro Nacional para la Investigación Atmosférica de Estados Unidos (NCAR) y la Corporación Financiera Internacional (IFC) del Banco Mundial.

El trabajo que se ha publicado en Nature Climate Change analiza, en un escenario de emisiones como el actual, cómo los cambios de temperatura, precipitación, viento, oleaje, nivel del mar, frecuencia e intensidad de los huracanes, puede afectar a las operaciones portuarias en 2013 infraestructuras de 172 países. «El 90 % de ellos van a incrementar su nivel de riesgo, a no ser que emprendan medidas en los próximos años y dependiendo de cómo sean las emisiones de aquí al futuro», señala Íñigo Losada, catedrático de la UC y director científico de IHCantabria.

En España se han analizado 42 puertos, explica la Universidad de Cantabria. Los que se exponen a mayor riesgo en caso de no adaptarse son Bermeo, Bilbao y Ceuta, seguidos por los situados en el Mediterráneo. Un total de 34 están en riesgo medio, señala. En el mundo, los puertos más afectados serían seis situados en las islas del Pacífico, el Mar Caribe y el Océano Índico, donde «el efecto de los ciclones tropicales y tifones va a ser cada vez mayor en intensidad y frecuencia», apunta Losada, lo que les llevaría a correr un riesgo extremadamente alto de perder su operatividad para el año 2100. Los puertos del Mediterráneo africano y de la Península Arábiga (Golfo Pérsico y Mar Rojo) experimentarán un riesgo muy alto. Los países con mayor número de infraestructuras en estos niveles de riesgo son Indonesia (25), Filipinas (24), Estados Unidos (21), Egipto (18) y Japón (15).

El estudio integra los cambios en el clima con las características de cada uno de los puertos y su vulnerabilidad, para evaluar los impactos y el riesgo de que sus horas de operatividad se reduzcan para finales de este siglo con respecto a las que tienen en el presente, con las consiguientes pérdidas económicas. «En gran parte de los países en desarrollo, la falta de capacidad técnica y financiera para llevar a cabo actuaciones regulares de mantenimiento y la reparación tras impactos de eventos extremos, hacen a los puertos sumamente vulnerables», explica Íñigo Losada. 

El estudio, titulado «Climate change risk to global port operations«, proporciona información valiosa sobre fiabilidad de los puertos, economía y otras consideraciones ambientales y sociales, de utilidad tanto para inversores como para empresas logísticas, operadores y planificadores portuarios. A menudo, los equipos portuarios están diseñados para períodos de 20 a 50 años, «lo que los compromete a hacer frente a varios decenios de cambio climático», explica Íñigo Losada. Además, la información generada es útil para evaluar los riesgos a escala regional (América Latina y el Caribe o Asia sudoriental y el Pacífico, por ejemplo) o en países con largas costas y muchos puertos.

El trabajo publicado ahora «surge en un marco de colaboración mucho más amplio de IHCantabria con IFC, que tiene por objeto evaluar la resiliencia al cambio climático de sus inversiones en infraestructuras por todo el mundo», comenta Losada. Esta capacidad de adaptación al clima, invirtiendo en mantenimiento y en establecer planes de adaptación, «es esencial para la economía global y regional, especialmente en los puertos, a través de los cuales se mueve el 80% de la mercancía mundial y son fundamentales para el sector pesquero y el turismo náutico», añade el investigador.

Es por ello que en España las comunidades autónomas están elaborando planes de adaptación para puertos pesqueros y deportivos, dando cumplimiento a la obligación fijada por la Ley de Costas y contribuyendo a la Estrategia de Adaptación al Cambio Climático de la Costa Española. 

Fuente: Industrias Pesqueras

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