¿Qué hay que hacer para recuperar la Marina Mercante?

La pregunta me hace retrotraer al año 2003 y recordar la respuesta de una funcionaria, que no era del área de transporte marítimo, al proponerle que la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables modificara el nombre por el de Subsecretaría de Marina Mercante. Su respuesta fue, “para qué, si no tenemos marina mercante” 

Me hizo reflexionar y creí entender sus palabras. Está arraigada la idea que al desaparecer ELMA del transporte de ultramar, ya no hay empresas navieras, no hay marina mercante. Sin embargo, hay empresas que tienen su actividad en el Cabotaje Marítimo y en el Fluvial nacional e internacional. También en actividades auxiliares y de apoyo.

En el mundo prácticamente no existen empresas como era ELMA. Ese es otro capítulo sobre el cual se ha escrito bastante para tratar de entender las causas de su desaparición, porque sería muy fácil decir que se debió a una decisión política. A mi entender fue por una serie de ineficiencias que con el correr del tiempo no se corrigieron y a la vez, las condiciones por el que se desarrollaba el comercio internacional de bienes y servicios se modificaron sustancialmente, culminando con la internacionalización de las empresas navieras. 

Si se va por el lado del aporte a la Balanza de Pagos de Argentina que no hace por no tener marina mercante de bandera nacional, me hace acordar que hace unos años tres gremios marítimos decían que “Argentina paga 5 mil millones de dólares por año por no tener una Marina Mercante de bandera argentina”; ahora dicen que son 3.400 millones de dólares, que es una cifra que más se ajusta a la realidad, que es el reflejo de lo que pagan los importadores a transportes extranjeros. Pero no dicen cuanto recauda el país por lo que pagan los buques extranjeros para entrar a puertos argentinos, y adquirir bienes en esos puertos y pagar servicios a esos buques, de unos 1.500 millones de dólares, que serían, por lo menos, los mimos gastos que harían los buques de bandera argentina en puertos del exterior.

Esto lleva a pensar que la operación naviera debe llevarse a cabo con la mayor eficiencia posible. Por otra parte, en las condiciones actuales, enarbolar la bandera argentina no asegura ingreso de divisas. Ese es otro tema que la comunidad marítima debe necesariamente conocer; además para una empresa naviera, la premisa básica es que no debe dejar de asociarse al buque con la carga.

(Franco Fafasuli)

Estamos de acuerdo en la necesidad de modificar las condiciones legales, tributarias y laborales en que se desenvuelve la actividad; por ejemplo, tenemos una ley de Cabotaje del año 1944 que fue dictada en otro contexto nacional e internacional, que no ha sido actualizada a los tráficos que se realizan en el país.

Una alternativa es que la respuesta pudiera surgir de un congreso de una semana de duración en el que participen representantes de todos los intereses involucrados. Se requiere de una negociación verdadera y para ello será necesario que todas las partes cedan algo para lograr el bien común. La legislación nacional debe ser actualizada porque constituye gran parte del problema. No basta con la decisión de un gobernador o un funcionario. Se necesita un acuerdo legislativo que use a la mujer con los ojos vendados que representa a la justicia como guía. Se debe buscar el bien del país y no el de un sector en particular. Pero el bien del país tiene que considerar también la supervivencia de los sectores que deban hacer los mayores aportes o sacrificios. Y esto comienza con una pregunta: ¿Quiénes han hecho los mayores aportes y sacrificios hasta ahora? Si el corazón pesara menos que una pluma de avestruz, un monstruo espantoso se devorará a la marina mercante.

Finalmente , sobre este gran tema, algunos integrantes del FOIM pensamos que el próximo tema a desarrollar va a ser precisamente este; a priori diría que no hay que pensar en una marina mercante como un ente único, creemos que en realidad hay tres marinas mercantes, una de cabotaje fluvial, otra de cabotaje marítimo y otra de ultramar, que actúan en ámbitos diferentes, en mercados diferentes, con competidores diferentes, las cuales hay que tratarlas por separado, luego que se determinen sus ventajas y desventajas, sus fortalezas y debilidades, cada una en su ámbito, habría que pensar en un Plan de Desarrollo que contemple a cada una de ellas por separado, luego ese plan debe ser aprobada por una Ley del Congreso Nacional.

Lic. Juan Chimento – Presidente de FOIM

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