Una de las certezas a las que adhiere todo el mundo es que en la actividad pesquera hay tres patas que deben funcionar juntas, el empresariado, los trabajadores y los funcionarios. Cada uno de ellos tiene su rol dentro de una industria que genera miles de millones de dólares.
Este comentario no pretende enjuiciar a nadie, solo analiza y expone que es lo que se puede pensar cuando hay comentarios públicos o publicados entre dos de las patas mencionadas. Necesariamente se cae en la irrespetuosa sospecha de que «algo huele mal en Dinamarca»
Es verdad que la abundancia del oro naranja ha enriquecido a casi todos (¿o todos?) los empresarios que han decidido preparar sus embarcaciones con tangones para dedicarse a esa pesca como objetivo único.
No esta mal. Las empresas fueron creadas para ganar dinero, y para que no existan excesos, están los funcionarios públicos del área pesca que deben cumplir con su rol de control, fiscalización y cuidado del recurso.
Históricamente los funcionarios se han apoyado en los empresarios o en los sindicatos, depende la época, las necesidades o los intereses de cada momento.
Gobiernos a tras, cuando la vedet era la merluza, los bonaerenses tenían mayor preponderancia sobre la designación de funcionarios del área pesca. Inclusive, aportaron funcionarios o cuanto menos disponían del poder de veto; hasta llegaron a acordar con el gobierno de turno personajes para ocuparse de organismos científicos como el INIDEP.
El oro naranja trasladó los nichos de poder hacia el sur. Hoy para ser funcionario de pesca tenes que ser patagónico o por lo menos contar con la bendición de las empresas patagónicas. Se bloqueo el poder sindical y se redefinió la distribución de la injerencia en la decisiones oficiales.
Damián Santos, empresario pesquero patagónico, presidente de de la Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (CAPIP), es uno de los mas influyentes (no el único) con las actuales autoridades.
Es común conocer sobre reuniones privada con Liberman o con Suarez pero desde hace tiempo Santos se ha dedicado a hacer alarde de esta relación, a tal punto que con frecuencia expone su relación en su cuenta de Twitter.
Hace apenas unas horas se conoció la evaluación de langostino, anticipada por Liberman y confirmada posteriormente por el INIDEP. y Santos no perdio oportunidad para expresarle su «gratitud» a sus amigos funcionarios.
En el mensaje publicado en su red social Santos, resalta la «transparencia y previsibilidad» de la gestión del Estado, demandas «históricas» del sector empresario (el que él representa claro) y reconoce como una señal de gratitud que el gobierno haya estado «una ves mas a la altura de las circunstancias» .
Esto carecería de importancia si no fuera porque este mensaje haya tenido respuesta de uno de los funcionarios al que, los hecho positivos de su gestión se cuentan con los dedos de una mano. Hablamos de Julián Suarez el Director de Fiscalización Pesquera (el encargado de controlar y sancionar los excesos de las empresas que el propia Santos representa).
Es un asiduo concurrente a visitas guiadas a empresas patagónicas, para ver como se procesa el recurso marino, cuando en realidad su misión es velar por que no se rompan las reglas cuando ese recurso se captura.
No se conoce sanciones a buques por infringir la reglamentación a pesar de que todos sabemos que esto ocurre habitualmente. Tubo que aplicar una multa obligada (irrisoria por cierto) cuando el Marisco I fue escrachado por un tripulantes en la red facebook, por que si no hacia la grana Lamolina (siga, siga)
Suarez, no solo le agradeció el menaje público y publicado, si no que en un marco de demostrada confianza (le dice Querido a Santos), y en un acto de humildad obsecuente se refirió a los méritos de otro amigo de Santos, el Subsecretario de Pesca de la Noción, Carlos Liberman, su superior inmediato.
Liberman ha decidido informar personalmente a los medios patagónicos de sus actos de gobierno en tanto que con el resto, lo hace por comunicados oficiales en la página de la Subsecretaría de Pesca.
Cada uno hace lo que quiere, pero cuando los funcionarios eran allegados a las empresas marplatenses estaba mal, ahora que lo son a las empresas patagónicas también.
Principios que debe regir a un funcionario publico son la idoneidad, la equidad y el equilibrio. Que cada uno haga su propia evaluación y saque sus conclusiones.