CONTRAFUEGO el papel que deberán protagonizar las organizaciones sindicales con este modelo de sociedad

“El contrafuego es utilizado para quemar vegetación en zonas más amplias y creando un fuego que logre avanzar contra el incendio”

Alberto Luis Mayo
Dirigente Ferroportuario histórico de APDFA

Es todo un tema para los hombres y mujeres de mi generación que, años más o menos transitamos la década de los 90’, el saber interpretar los cambios que se operaron en la actividad portuaria  y su íntima relación con la práctica sindical.

Efectivamente nuestra pertenencia a la AGP nos  hacia ver que el  diseño presentado por el Estado de bienestar era para siempre. Dentro del esquema agroexportador y de demanda ilimitada, bastaba con asomarse al muelle para ver ingresar el buque que, inevitablemente, amarraría.

En el aspecto sindical, el Estado como fiel de la balanza, regulaba el marco paritario y en general la economía,  pese al retroceso que se venía manifestando a partir de los 60’en la participación del mundo del trabajo en la toma de decisiones.

Una larga lista de especialidades, oficios y categorías determinaba la nómina del personal. Era imponente el colectivo de trabajadores portuarios, todos ellos registrados y sindicalizados.

Todos sabemos que a partir de los 90’ ese mundo voló por los aires y la crisis en el margen de rentabilidad de las grandes empresas y el consenso de Washington determinó esta nueva realidad que conocemos.

Con la desarticulación del sistema portuario integrado se fomentó la atomización y el abismo entre puertos marítimos y fluviales. Liquidada la industria naval, la flota mercante, privatizadas las terminales portuarias de Buenos Aires, la mayoría de los sindicatos nacionales sobrevivieron con sus convenios colectivos anulados por decreto y las obras sociales devastadas.

Todo esto por supuesto que no fue gratuito con sus secuelas de dolor y miseria, y en este  punto y en esta hora cabe preguntarse si 30 años de democracia han logrado reparar  todo lo que  se retrocedió.

Si leemos los titulares de los suplementos comerciales de “los grandes diarios” parecería que el  tiempo se detuvo. Conflicto en la renegociación de los pliegos de concesión de las terminales ya aludidas, la Hidrovia o mejor dicho la Cuenca del Plata y Paraná en el centro de las controversias, la necesidad de ejecución del Canal Magdalena pone en evidencia que nuestro litoral está separado de la Patagonia, con un obligatorio paso por Montevideo.

Como la Tierra del Fuego aislada del continente, Argentina parece tironeada por un nuevo  modelo que pretende maniatarnos y limitarnos a ser proveedores de energía y recursos que las potencias nos arrebataran,  “por los medios que sean” como dijera oportunamente el General Perón. La financiarizacion de la economía, la fuga de divisas y la deuda externa hacen el resto.

“O inventamos o erramos.” escribió Simón Rodríguez maestro de Simón Bolívar                            

Buena parte de la dirigencia política y empresarial repiten una y otra vez las consabidas recetas. Los errores del pasado aunque sean cercanos se olvidan fácilmente y vuelven a la palestra a favor de las políticas del presente, que buenas o malas son sistemáticamente cuestionadas por los medios concentrados.

O inventamos o erramos. El interregno entre las dos grandes guerras mundiales genero el crecimiento de la Argentina del siglo pasado. No había importaciones por el conflicto y el carbón tuvo que ser reemplazado por el marlo de maíz como combustible. Se crea YPF, YCF, la flota fluvial y la marina mercante. La Junta Nacional de Granos y la Direccion Nacional de Puertos, precursora de la AGP. Y así volvimos al punto de partida.

Pero como la historia no se repite en un todo, las actuales circunstancias nos llaman a repetir lo que bien se hizo, adoptando los cambios que la realidad impone.

El Estado debe volver a ser el gran regulador. “La mano del mercado no es invisible” (se nota mucho) y el propio mercado no es tal, sino un club de agitadores y mesadineristas que nos han llevado a esta situación.

Aquí aparece de nuevo AGP  en su rol de control y fiscalización del comercio exterior, así como cada Autoridad Provincial como garante que la política no va en beneficio de unos pocos, sino en función de un interés social y económico a favor   de los  trabajadores y productores.

Estos cambios pueden ser utópicos o de difícil concreción, muchas decisiones que se toman, parecerían decir que vamos en sentido contrario  (caso Vicentin por ejemplo) Pero, estas escasas líneas pivotean sobre dos ejes. Uno, llamémoslo el de la política en un sentido amplio, y el otro complementario: el sindical y su capacidad de organización y lucha.

El modelo sindical argentino debe ser uno de los mejores del mundo. Pero claro, los cambios ya señalados, evidencian que son miles y miles los desocupados e informales con trabajos precarios y entonces los grandes sindicatos consolidados luchan palmo a palmo, día a día, en contra de la desocupación, que resulta un verdadero flagelo de nuestra sociedad.

Esto plantea serios interrogantes sobre el futuro de la calidad del empleo y  en materia política sobre el  sujeto histórico a representar. El movimiento obrero organizado tiene una misión histórica (ver Modelo Argentino para un Proyecto Nacional-capitulo a los trabajadores-Juan Perón). Luchar por las reivindicaciones profesionales y decirle al resto de la sociedad en que modelo de país  aspira a vivir. Y es ahí donde surge el proyecto político, porque sin él, no hay modelo posible.

Surgen amenazas. El trabajo por plataformas, el monotributo como forma de contratación, la amenaza del despido sin indemnización y el impacto de las nuevas tecnologías que demandan nuevas competencias para cada puesto de trabajo.

Por si fuera poco la pandemia entre otras tantas desgracias trajo aparejado el “home office” (que propone nuevas regulaciones) y la división de trabajadores esenciales y “los otros”. Aquellos que resultan prescindibles en alguna medida por pertenecer a un grupo etario en principio de riesgo o porque la función desempeñada no es prioritaria en un esquema de emergencia.

A esta  altura – ¿cuál será el papel activo que deberán protagonizar las organizaciones sindicales en este  modelo de sociedad?-Sin dudas y en el marco de la comunidad organizada, ya no es tolerable entender el universo a representar sin considerar a los miles de compatriotas desocupados y excluidos. “¡Trabajadores únanse, sean hoy más hermanos que nunca!” eterna sentencia del 17 de octubre. Pero fue formulada con la expectativa del pleno empleo y con todo un gobierno dispuesto a alcanzar tal objetivo.

Esa  perspectiva hoy no es viable. Por eso no es solo una urgencia social, es un mandato histórico. Se refleja electoralmente. No es ético agitar la estampita del peronismo, mientras convalidamos programas económicos que dinamitan nuestra base social.

También en materia portuaria, inventamos o erramos. Debemos ser creativos. La referencia de párrafos anteriores sobre “el barco que inevitablemente llegara” ya no es. Hay temas en   común, pero también particularidades. Tenemos en nuestro ADN la empresa de servicios, pero hoy con diferentes intensidades. Pero como en lo general, el compromiso prioritario es con el compañero. La gestión política debe estar subordinada a este criterio, no vaya a ser que sea solo un pretexto para el crecimiento individual del dirigente, disociado del proyecto colectivo.

Cuantas veces se les pide sacrificios a los trabajadores  en pos de un objetivo que no se conoce. Nadie debe ser objeto de la ambición de un dirigente y si protagonista de un proyecto compartido.

Los nuevos desafíos deben  ser encarados. Cambio climático, el control de   emanaciones contaminantes, todo ello hace no solo a un mundo más vivible, sino a la salud de todos y a las certificaciones ineludibles de las autoridades nacionales e internacionales.

Pero por sobre todas las cosas el sindicato debe ser el catalizador del pensamiento de la política portuaria. Se terminó la época de los personalismos dictatoriales, la verdadera autoridad deviene del conocimiento.

Ser creativos implica afrontar los desafíos con la convicción de la experiencia. La Historia es sabia. El futuro, “lo joven” y “el cambio” sino llegan para consolidar los logros del pasado, la tradición, los valores, son una gran mentira.

Más temprano que tarde la verdad prevalecerá.

Por: Alberto Luis Mayo

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