Corredor Bioceánico: la obra que le permitiría al puerto de Comodoro Rivadavia integrarse al comercio internacional de buques portacontenedores

La pavimentación del tramo final del Corredor Bioceánico trazará un eje entre Comodoro Rivadavia y Puerto Chacabuco, en Chile. Con su concreción, el puerto de la ciudad petrolera podrá ser una alternativa viable en el transporte marítimo internacional de cargas de cara al mercado asiático.

¿Cuál es el rol que puede tener el puerto de Comodoro Rivadavia y cuáles son los desafíos y oportunidades de cara al futuro? La gestión del Dr. Favio Cambareri en la Administración Portuaria del Puerto de Comodoro Rivadavia ha procurado responder esta pregunta para trazar un plan integral de desarrollo sustentable para el siglo 21. Para ello, una de las obras indispensables para alcanzar este objetivo consistía en la pavimentación de 107 kilómetros de la ruta nacional 260. El 2 de agosto de 2021, el gobernador de Chubut, Mariano Arcioni, realizó el esperado anuncio. “Estamos saldando una vieja deuda que va a potenciar el desarrollo del Sur de la provincia”, expresó en su discurso.

Con esta decisión política, el gobierno de Arcioni entrega una pieza valiosa en el rompecabezas que debe armar la Administración Portuaria para que el puerto de la ciudad logre ser competitivo y moderno. Para comprender el significado de “competitivo” y “moderno”, hay que analizar cómo está constituido el comercio argentino y cómo se integra al flujo internacional de mercaderías.

La actividad portuaria en el comercio de la Argentina

¿Qué importancia tiene la actividad portuaria para la Argentina? El 82 por ciento del flujo comercial argentino pasa por los puertos. Gran parte de ese porcentaje tiene que ver con la importación y exportación de productos agrícolas. Por eso la mayor cantidad de terminales están concentradas en la cuenca del Plata. La importancia histórica de la ciudad de Buenos Aires explica por qué el 90 por ciento del movimiento de contenedores de la región sucede allí.

Pero el puerto de Buenos Aires tiene un problema insalvable: los barcos portacontenedores sólo pueden entrar con el 30 por ciento de carga. Por eso muchos barcos descargan parcialmente en Montevideo y en San Francisco do Sur (Brasil).

En conclusión: la actividad portuaria en el comercio argentino (clave para el comercio y la importación y exportación de productos) encuentra dificultades logísticas y operativas de gran magnitud. El primero es que la Argentina no cuenta con muchos puertos de aguas profundas. Hoy en día existen tres puertos con esas características: Mar del Plata, Quequén y Bahía Blanca, los tres en la provincia de Buenos Aires. El segundo problema, y quizás más difícil de resolver, tiene que ver con la ubicación geográfica de Argentina. Nuestro país está muy alejado de los principales centros de comercio del mundo y las distancias son un obstáculo para el crecimiento de los puertos de aguas profundas que están fuera de la órbita de la ciudad de Buenos Aires.

La lejanía de los puertos de la Argentina presenta un desafío, pero también una oportunidad

Si los barcos navegan distancias más cortas la reducción en los costos de transporte produce una mayor eficiencia de los fletes. Si a esto se le suma una conectividad multimodal, las posibilidades de crecimiento son infinitas.

La ubicación del puerto de Comodoro, como tantos en la Argentina, se encuentra muy distante de los principales centros de comercio mundiales. El hemisferio Sur no tiene la misma dinámica comercial y demográfica que el hemisferio Norte. Esto, claramente, es un desafío difícil de resolver. ¿Cómo volver atractivo a un puerto como el de Comodoro, alejado del corazón agrícola-ganadero del país y del comercio mundial? Dos obras complementarias pueden responder a esta dificultad evidente. La primera tiene que ver con el dragado para que el Puerto de Comodoro recupere los 10 metros de profundidad que le permitiría recibir barcos de gran porte, como los buques portacontenedores. La segunda obra, y que ya está en marcha, es la del Corredor Bioceánico, que le posibilitaría a la terminal portuaria de la ciudad incrementar sus cargas y descargas. Esta es, indudablemente, una obra clave para sumar conectividad terrestre. Hoy, de acuerdo con el Ministerio de Obras Públicas, el avance físico de la pavimentación de la ruta nacional 260 se encuentra en casi un 30 por ciento.

Con la concreción del Corredor, el Puerto de Comodoro podría integrar a su ecosistema productivo el transporte multimodal y trazar un eje entre la ciudad petrolera y Puerto Chacabuco en Chile. La perspectiva de que la región patagónica integre el comercio internacional es real. La distancia entre los dos puertos es de sólo 533 kilómetros por ruta (6 horas de viaje en camiones de carga) y el cruce de la Cordillera de los Andes no ofrece las dificultades operativas, geográficas o climatológicas que existen en otras latitudes, como el paso Cristo Redentor en Mendoza. Esto se debe a que el hito 50 o Paso Huemules está a 450 metros sobre el nivel del mar, una altitud que reduce significativamente las posibilidades de grandes nevadas que interrumpan el paso de un país a otro. Con inviernos suaves es posible transitar todo el año.

La anhelada concreción del Paso Bioceánico ofrecería una oportunidad a la región Sur de Chubut para progresar significativamente en términos económicos y sociales. Para el país y los socios del Mercosur, podría convertirse en una salida dinámica y barata de productos de exportación hacia el océano Pacífico y, por consiguiente, a los muy rentables mercados asiáticos.

Fuente: CPA

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