PROYECCIÓN BICONTINENTAL y SOBERANÍA ARGENTINA en la ANTÁRTIDA

Por Fabián Lugarini – Argentina es una Nación bicontinental con proyección antártica cuyo centro geográfico es la ciudad de Ushuaia, ubicada en una posición geo-estratégica (entendiéndola a partir del significado estratégico de la misma para los intereses geopolíticos nacionales) que resulta clave en relación a la Antártida y los tres pasajes bioceánicos entre el Atlántico y el Pacífico.

Esto adquiere aún mayor relevancia en un contexto geopolítico internacional álgido en el que el Canal de Panamá con sus vulnerabilidades (que van desde el impacto del cambio climático, cuestiones políticas, bloqueos y hasta ataques terroristas) podría ver afectada su viabilidad a mediano y largo plazo.

El continente antártico es la mayor fuente de agua dulce del planeta y cuenta con una amplia variedad de yacimientos minerales, pero su mayor potencial lo constituyen los hidrocarburos, existiendo un vasto consenso respecto a la riqueza de los yacimientos en los mares de Ross, Weddell, Amundsen y Bellingshausen (de los cuales el Mar de Weddell corresponde en gran parte a la Antártida Argentina, en tanto que el Mar de Bellingshausen es compartido con el sector antártico chileno).

El Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente (Protocolo de Madrid), suscrito el 4 de octubre de 1991, estableció una amplia protección ambiental en la Antártida, así como sus ecosistemas dependientes o asociados, siendo parte integral del Sistema del Tratado Antártico. Sin embargo, el Protocolo de Madrid está sujeto a revisión en el año 2048, lo que implica que, en caso de no renovarse, se habilitaría la explotación de los recursos naturales antárticos por parte de aquellos países que estén interesados en hacerlo de manera unilateral.

Con gran visión geo-estratégica y anticipándose más de un siglo a una situación semejante, el Presidente Juan Domingo Perón proyectó un plan para delimitar y ocupar el sector antártico sobre el cual nuestro país reclamaba soberanía. Asimismo, el 2 de setiembre de 1946 se promulgó el Decreto 8944/46 que fijó los límites para la Antártida Argentina entre los meridianos 25° y 74° y prohibió la publicación de mapas de nuestro país “que no representen en toda su extensión la parte continental e insular del territorio de la Nación; que no incluyan el sector antártico sobre el que el país mantiene soberanía”.

Entre enero y abril de 1947, se realizó la primera gran campaña antártica argentina.

El 17 de abril de 1951, se fundó el Instituto Antártico Argentino con el propósito de centralizar la planificación, coordinación y control de la actividad científica de nuestro país en el continente blanco.

El 8 de diciembre de 1954, se incorporó el rompehielos ARA General San Martín, el primer rompehielos de la Armada de la República Argentina, el cual realizó diversas campañas antárticas durante sus veinticinco años de servicio.

El impulso dado a la presencia argentina en la Antártida en esos años, así como su propósito fue impecablemente expresado por el General Perón: “Nunca como hoy se ha organizado en forma más científica y ordenada la instalación de bases en el lejano sur. En la Isla Gamma correspondiente al archipiélago de Melchior, nuestro país mantiene desde el año 1947 un observatorio meteorológico. Otra estación meteorológica ha sido instalada en 1948 en la Isla Decepción, que pertenece al grupo de las Shetland del Sur. En 1951 fue establecida la base General San Martín en la Isla Margarita. Es el establecimiento fijo más austral del mundo…Creo que esta actividad, que recién comienza para la Antártida Argentina debió haber empezado hace cincuenta años, pero poco hubiéramos hecho con lamentarnos si a nosotros no se nos hubiera ocurrido empezar ahora, para que dentro de cincuenta años otros argentinos tuvieran que lamentarse por lo que nosotros no hemos hecho. Y fieles a nuestro concepto de que mejor que decir es hacer, hemos comenzado por hacer lo que debió haberse hecho hace cincuenta años”.

El 1ro de diciembre de 1959, Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Japón, Nueva Zelandia, Noruega, Sudáfrica y la entonces URSS firmaron en Washington DC el Tratado Antártico, con el objeto de asegurar la libertad de investigación científica, así como la cooperación internacional con fines científicos en la Antártida.

El 26 de abril de 1990, el Congreso de la Nación sancionó la Ley 23775 que transformó en provincia los territorios de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.

Por estas razones, la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur tiene la oportunidad y responsabilidad de impulsar y desarrollar las actividades habilitadas por el Sistema del Tratado Antártico.

Uno de los conceptos clásicos de la geopolítica es la posición geovial que constituye el análisis de un área determinada y sus potenciales rutas de transporte, incluyendo vías de navegación, espacio aéreo, estrechos, canales, etc. La posición geovial de nuestro país será reforzada notablemente al proyectarse hacia el Polo Sur, siendo imprescindible para tal cometido la articulación de un Sistema Logístico Antártico que tenga como objetivo la sistematización logística, operativa y científica de las actividades en la Antártida Argentina de manera de reafirmar los derechos soberanos de nuestra Nación en el continente blanco.

Dada su posición geovial, la Ciudad de Ushuaia debe funcionar como un “hub” o polo logístico multimodal, consolidándose como el área principal para intercambios y provisiones destinadas a la Antártida en el marco de un plan integral de desarrollo de la infraestructura e instalaciones requeridas para el Sistema Logístico Antártico.

En ese sentido, la Gobernación de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur impulsa la creación del Polo Logístico Antártico en la Ciudad de Ushuaia como un eje de desarrollo económico y productivo alternativo a otras actividades en la Provincia, como lo constituyen actualmente el turismo y la industria electrónica, pero el objetivo principal es como enclave geo-estratégico en función de la Soberanía Nacional.

De esta manera, el Polo Logístico Antártico sería una escala en la navegación hacia la Antártida, compitiendo de manera directa con el complejo de Punta Arenas en Chile y las Islas Malvinas ilegalmente ocupadas por Gran Bretaña, para abastecer rápida y eficientemente a las bases y campañas antárticas tanto de Argentina como de otros países.

Análogamente, en marzo de 2022 el Ministerio de Defensa de la Nación inició las obras del proyecto denominado “Reubicación de la Base Naval Integrada “Almirante Berisso”. El objetivo de este proyecto es el traslado total de esa Base a una zona próxima a la Punta Oriental de la Península de Ushuaia, la cual no cuenta con capacidad suficiente para recibir a los buques que actualmente utiliza la Armada de la República Argentina tal como el rompehielos “Almirante Irízar”.

La primera etapa del proyecto incluye la construcción de un muelle de 15.460 m2 para atraque y amarre de los buques de nuestra Armada, así como aquellos buques que efectúen tareas logísticas, científicas y de patrullaje en la Antártida.

En una segunda etapa se construirán las viviendas para el personal de servicio e instalaciones de asistencia a buques.

Sin embargo, ante cualquier necesidad de reparación de los buques de la Armada, de la Prefectura Naval Argentina o de la Marina Mercante Argentina, éstos deben ser trasladados a astilleros lejanos o directamente a Chile, con el consiguiente incremento en los costos, así como el menoscabo que implica para los intereses nacionales depender de astilleros extranjeros para los requerimientos de los buques de pabellón argentino.

Para subsanar esta dificultad, el Ministerio de Defensa de la Nación encargó a Astillero Río Santiago el diseño y construcción de un dique flotante para la Base Naval Integrada de Ushuaia.

El dique flotante autónomo y autocarenable, que reemplazará al desprogramado dique Y3, tendrá la capacidad de mantener y reparar los buques que realizan la vigilancia y control de la Zona Económica Exclusiva Argentina y de los que cumplen funciones logísticas de sostenimiento para las bases argentinas en la Antártida, así como de buques pesqueros, mercantes y de turismo, tanto de pabellón nacional como extranjeros, que naveguen desde y hacia la Antártida o por alguno de los tres pasajes bioceánicos.

La ingeniería del dique flotante será realizada de manera íntegra por el Departamento de Ingeniería de Astillero Río Santiago, bajo reglas e inspección de la Asociación Internacional de Sociedades de Clasificación (IACS).

La posición geo-estratégica que ocupará el dique flotante consolidará la proyección bicontinental de nuestra Nación y su posición soberana en el continente antártico al suplir las necesidades de reparación y mantenimiento de los buques que navegan en nuestro espacio marítimo de 6,5 millones de km2 y abastecen las bases de la Antártida Argentina.

La construcción de este dique también constituye un hito soberano para la Industria Naval Nacional ya que ha sido encargado a Astillero Río Santiago

(uno de los mayores astilleros de América Latina), el cual fuera fundado hace 70 años por el Presidente Juan Domingo Perón en el marco del Segundo Plan Quinquenal con el objetivo de sustituir importaciones destinadas al abastecimiento de buques y materiales para la Armada y la Marina Mercante.

Por otra parte, es imprescindible la instalación de talleres de reparaciones navales en tierra que sirvan de apoyo al dique flotante para la preparación y almacenamiento de repuestos e insumos especiales, así como la reparación de otros elementos que no forman parte de los buques en sí como son los contenedores.

La puesta en marcha de una industria de infraestructura como la naval, genera una vasta cadena de valor por ser “industria de industrias”, ya que crea puestos de trabajo calificados, y provoca la creación de múltiples empresas subsidiarias de la cadena navalpartista. En efecto, por cada puesto de trabajo directo en la industria naval, se crean de dos a tres empleos indirectos por su importante efecto multiplicador económico, inclusive en mayor grado que la construcción civil, tanto por la variedad de sus insumos como por el alto grado de tecnología y valor agregado de los mismos. Adicionalmente, la obligada especialización del trabajador naval da lugar al funcionamiento de escuelas de aprendices, operarios y centros de capacitación.

Como escribiera el Presidente Juan Domingo Perón en el prólogo del trabajo de la Comisión Nacional del Antártico de 1948: “El magno asunto de la Antártida, con las proyecciones estratégicas y económicas que ofrece, debe ser tratado con la debida responsabilidad. Toda la contribución argentina, a la solución de tan importante asunto, con el propósito de resolverlo en la forma más amplia posible y de acuerdo con la trayectoria internacional, tiene una sola directiva: defender la soberanía de la República y acreditar ante el mundo, los derechos imprescriptibles a la zona discutida.

Fabián Lugarini – Analista Económico – Ex-asesor en Transporte, Energía, Pesca y Minería de la Honorable Cámara de Senadores y en la Honorable Cámara de Diputados de la Nación – Asesor en Transporte y Ambiente en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

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