Circulación de camiones colapsa las rutas y puertos del sur santafesino

La incesante circulación de esos vehículos de gran porte puede alcanzar las 20 mil unidades por día, según estimó a Carlos Torres, a cargo de la Agencia Provincial de Seguridad Vial (APSV) de la provincia de Santa Fe.

La región concentra 20 puertos agroexportadores de donde salen aproximadamente el 80% de las ventas externas del sector agropecuario nacional. El polo portuario puede recibir una carga de mercadería total de hasta 540 mil toneladas diarias (cada camión carga unas 28 toneladas en promedio), de acuerdo con la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). 

Los camiones -que llegan desde el NEA, parte del NOA y Paraguay por la ruta nacional 11; desde el sur por la ruta nacional 33 y desde el noroeste por la ruta nacional 34- colapsan la frágil infraestructura vial de la región y alteran el día a día de decenas de miles de habitantes de localidades portuarias -como San Lorenzo, Puerto General San Martín o Timbúes-, así como de otras comunas que son atravesadas por rutas cerealeras como Villa La Rivera.

Además de las dificultades para poder ir a trabajar o a estudiar por la congestión de las rutas y caminos, los pobladores de la zona respiran aire contaminado y padecen durante semanas una altísima contaminación sonora y visual, aspectos muy poco estudiados. “Vivir acá en esta época del año es insalubre, pero parece que a nadie le importa. Respiramos humo y polvo; hay ruido, a veces ni siquiera podemos cruzar la ruta por la fila de camiones”, explica Tania Britos, que vive en Timbúes pero trabaja en un pequeño bar en La Rivera, justo al lado de la ruta 91, a través de la cual el tránsito pesado llega hasta la ruta nacional 11, el acceso a varios de los grandes puertos. 

La gran mayoría de las exportaciones agroindustriales argentinas son embarcadas en los puertos del Up River o Gran Rosario, desde donde salen 3 de cada 4 toneladas exportadas. Hasta allí llegan los granos y cereales del país y de países vecinos como Paraguay en camión, ferrocarril y barcazas. 

Este año se estima que habrá un gran movimiento, ya que el final de la sequía significa una mejor cosecha gruesa, lo que a su vez se traduce en un mayor ingreso de camiones. Según la BCR, en 2024 ingresarán al Gran Rosario más del doble de camiones que el año anterior. “De la mano de una fuerte recuperación productiva en la Región Centro del país, el Gran Rosario recibiría más de 2.100.000 camiones en el año, frente al apenas algo más del millón recibidos en 2023”, indica el informe.

Y agrega: “Los puertos del Gran Rosario, por su ubicación estratégica, son las vías naturales de salida de las exportaciones de la Región Centro, así como también de las exportaciones de la Región Norte. Además, dado que en esta zona es donde se ubican la gran mayoría de las plantas de industrialización de oleaginosas que posee el país, cerca del 90% de la soja que se procesa lo hace en la zona”.

Durante las semanas del pico de salida de “la gruesa”, la polución del aire junto con la contaminación visual y sonora son una constante para los habitantes de la zona portuaria del Gran Rosario. El transporte es el segundo subsector más contaminante a nivel país según el inventario de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de 2021 (último dato disponible), con un 13,9% del total de los GEI, después de la ganadería (22%). 

Esto se ve como un problema vial, cuando en realidad es un problema socioambiental. Nadie se detiene a pensar en las emisiones que generan los caños de escape, el polvillo que los camiones levantan en rutas o calles que muchas veces son de ripio y el ruido constante que generan”, explicó Damián Verzeñassi, médico y responsable del Instituto de Salud Socioambiental de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Y agregó: “Son las externalidades del modelo agroindustrial que nadie cuestiona, ni parece ver”.

A nivel vial, este año la provincia -gobernada por Maximiliano Pullaro (Juntos por el Cambio)- lanzó un “Operativo Cosecha”, con el que busca reducir los problemas de tránsito. Así lo explicó Carlos Torres, de la Agencia de Vialidad de Santa Fe: “Queremos que el tránsito sea fluido para que no obstaculice la vida diaria de la gente; sabemos que tienen que caminar o agarrar una bici o moto porque no se puede circular. Hay chicos que han tenido que cruzar a pie una autopista para ir a la escuela”. 

En relación a las dificultades de vivir durante semanas o meses rodeados de decenas de miles de camiones, el funcionario dijo que los camiones “son una bendición, pero también un desafío”. 

Los especialistas coincidieron en señalar que, para establecer alguna estrategia de reducción del impacto socioambiental, lo primero que hace falta es estudiar el problema y generar datos.

Hacer relevamientos es una asignatura pendiente. Debemos dar esos primeros pasos para investigar, principalmente para saber cómo actuar y así poder minimizar el impacto sobre las comunidades”, dijo Ilpiña, para quien Argentina está “muy rezagada” en estudios sobre la calidad del aire, incluso respecto a otros países de la región. 

Por su parte, Verzeñassi agregó: “Que no haya información a pesar de que viven decenas de miles de personas y de que es algo que pasa todos los años, es todo un dato. Parece que lo que no se registra, no existe”.

Fuente: chequeado.com

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