Por Juan Carlos DONATO – El sábado 17 el buque “Clara Insignia” varó en el km 338 e interrumpió por cinco días la navegación del río y motivó la denuncia de la Asociación Civil de Prácticos de la República Argentina, que, a minutos de conocerse el hecho, publicó un comunicado denunciando la falta de dragado en pasos críticos.
El pronunciamiento de los prácticos fue replicado sincronizadamente por todos los portales especializados, y luego citado por un conocido periodista de radio y televisión nacional, que en su cuenta de X, responsabilizó con vehemencia y sin argumento alguno a la actual empresa dragadora Jan De Nul por las varaduras. Resulta extraño que nadie mencione el pésimo mantenimiento de balizamiento y señalización (boyas, balizas, spar y faros), servicio que presta la empresa EMEPA de Gabriel Romero, denunciante por corrupción del mismo gobierno que después lo contrató en forma directa por Resolución 152/2021, nunca publicada en Boletín Oficial.
La gestión de la Administración General de Puertos como concesionaria de los 1.442 kilómetros de la VNT, resultó, económicamente deficitaria por manejo discrecional de los fondos, nombramientos a granel, sueldos siderales y alquileres de oficinas en Puerto Madero que produjeron un déficit de $9.407.526.157 – convalidado en la Resolución 95/2023 del Ministerio de Economía y técnicamente ineficiente, si tenemos en cuenta el historial de varaduras, además de colisiones de barcos y hundimientos de barcazas.
Lo cierto es que Argentina, logísticamente sigue a la deriva; sin un proyecto que involucre a toda la cadena, que garantice transporte para su producción, captación de la renta en divisa extrajera que produce el sector y generación de empleo genuino, como si lo hacen nuestros vecinos que aprovechan esta desidia, toman ventajas y se vuelven más competitivos que nosotros.
La sangría de 700.000 contenedores anuales a los puertos de Montevideo (Uruguay), Santos, Navegantes y Río Grande do Sul (Brasil), con agravantes como la exportación por camión a estos mismos países y otros limítrofes (Chile y Perú), dan cuenta de la gravedad del problema.
El nuevo gobierno anunció el regreso de la concesión privada del dragado, balizamiento y cobro de peaje en la VNT. Dos jugadores globales ya muestran interés en reemplazar a la empresa belga, holandeses y daneses (estos últimos tendrán que solucionar el procesamiento de su socio local, en la causa mamá corazón, Julio de Vido – Andrea del Boca) o no podrán presentarse.
Abrigo la esperanza que el nuevo proceso licitatorio no diseñe un traje a medida para sacar al que está, con el fin de poner al amigo. Eso siempre sale mal.
Juan C. Donato
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